Menos costos y más ecología
Por Blasina y Asociados, especial para El Observador
Esta semana se confirmó, una vez más, que el Río Negro está contaminado, que el ganado que bebe de sus aguas muchas veces muere y otras enferma. Según un informe del periodista Tomer Urwicz en el diario El País, «por normativa, un río como el Negro puede tener hasta 25 microgramos de fósforo por litro de agua. En Palmar, los niveles oscilan entre los 124 y 134. En Baygorria está en 83 y en Rincón del Bonete en 91».
También esta semana, por primera vez en el mundo, se otorgó la categorización de Empresa B, que certifica el aporte al medio ambiente. Y la recibió una empresa ganadera uruguaya. Son muchos los productores que están convencidos que la ganadería bien manejada sobre campo natural puede ser la herramienta para mejorar la calidad de las aguas y para amortiguar el cambio climático.
Cuando se habla de ganadería sobre campo natural la imagen que surge suele ser la de grandes extensiones, pastoreo continuo y 100 kgs de carne por hectárea. Pero varios casos muestran que es posible multiplicar esta producción cambiando el manejo.
500 kgs de carne por ha al año
Una clave de ese cambio tecnológico es similar a lo que cambió la ganadería del Uruguay a partir de 1876, el alambrado. Pero ahora es el turno del alambrado eléctrico, gracias al cual se puede minimizar el costo que hay que afrontar para poder llegar en campo natural a superar los 500 kgs de carne por ha y por año, con una carga que puede superar las tres unidades ganaderas (UG) por ha.
El eléctrico, junto con un rápido acceso a una fuente de agua, es determinante para los cambios que vienen después. Esto es parte de lo que puede observarse en el establecimiento La Cristina, ubicado en Colonia, cerca de Cardona, sobre la ruta nacional 2.
Con 300 hectáreas de un índice Coneat menor a 100, quien compró este predio se resistió a creer que sólo había una manera de aumentar la productividad que dependiera de usar más insumos. Comenzó así a asesorarse, varios ingenieros le dijeron que era imposible hacer lo que él quería: aumentar la producción a través del Pastoreo Racional Voisin (PRV), que eso simplemente no funcionaba.
Hasta que un agrónomo recién recibido en ese momento, Guillermo Rossi, que también estaba interesado en este sistema en el país, aceptó con gusto el desafío y juntos decidieron emprender este camino.
Del extensivo a 125 potreros
¿Cómo estaba el campo en el 2014, cuando se inició el proyecto? Era un establecimiento, de ganadería extensiva sobre campo natural, con una carga inferior a 1 UG/ha, con una pequeña pradera y algunos verdeos los cuales no permitían superar los 70-80 kgs de carne/ha. Entonces se decidió comenzar con este sistema, con 125 potreros, cada uno con una superficie de entre 1 – 2 hectáreas promedio. Durante el ejercicio 2015/16, a tan solo un año de comenzado el proyecto y con los suelos todavía recuperándose, se logró triplicar la producción a unos 237 kgs de carne/ha con una carga de 2,61 UG/ha, tres veces superior a la recomendada para la zona y para campo natural, todo esto solo con el manejo y con la energía del sol.
En los potreros que se encontraban sobre las zonas de verdeos, una vez cosechados para fardos, el suelo quedó totalmente desnudo, sin ningún rastro de vida. Con el tiempo, el banco se semillas se activó y el campo natural comenzó a regenerarse, luego de dos años ya se pueden ver grandes matas del preciado pasto miel (Paspalum dilatatum). Hoy en día, el suelo está totalmente cubierto, con un alto porcentaje de especies invernales de gran calidad forrajera como Bromus auleticus, Piptochaetiums, Stipas, etcétera. Así como también las leguminosas van tímidamente apareciendo en el tapiz. A los inicios, la gramilla, la yerba carnicera, el senecio y la biznaga invadieron estos potreros degradados, pero solamente con el manejo junto al progresivo aumento de las especies nativas fue más que suficiente para combatirlas. «Es la genialidad del PRV, y la parte que hay que ver para creer ya que requiere un cambio cultural», dijo Rossi.
Este manejo tiene un pilar fundamental: respetar el reposo de los pastos. Solo con esa medida, se logran estos resultados. Mientras el campo natural se va restableciendo y adquiriendo su potencial, los resultados medidos en kilos de carne crecen. El clásico problema de la limitante forrajera invernal va desapareciendo, ya que al dejar reposar los pastos mayor tiempo en invierno se logran potreros con buena disponibilidad, aún en este momento del año. Todo parece ir retomando el equilibrio natural, solamente al racionalizar el pastoreo.
Al principio, al mirar el plano del establecimiento con una gran cantidad de potreros, uno se imagina que el manejo debe de ser muy complejo, pero en realidad se simplifica, ya que los lotes están en un área de 2 has lo que facilita la recorrida y control del ganado. Como explica Rossi, para evaluar el momento en que los animales tienen que ser cambiados y a qué parcela deben ingresar, lo que se hace a diario es recorrer las parcelas para determinar cuando están en el momento óptimo. «Hay que ser claro, rotar sistemáticamente no es hacer PRV».
El ingreso de las parcelas no depende solo de la altura del pasto sino más bien del estado fenológico de la pastura, el momento ideal es cuando existe un adecuado equilibrio entre cantidad y calidad del pasto, asegurándose también que las reservas en las raíces estén aptas para luego del pastoreo poder generar un rápido y vigoroso rebrote. Las altas cargas instantáneas generan un buen aprovechamiento del pasto, aumentando el porcentaje de utilización, además de dejar el tapiz a un mismo nivel, evitando así la competencia por luz entre las plantas para el rebrote. Los animales se acostumbran tan bien al sistema que para cambiarlos de parcela sólo con llamarlos se empiezan a acercar.
No deja de asombrar que todo esto se logra prácticamente con cero costo. El agua que alimenta los bebederos se obtiene a partir de bombas solares, no hay agregado de agroquímicos, además de los sueldos y del tratamiento veterinario no hay mayores costos. Por lo tanto surgen interrogantes: ¿se puede aplicar en todos las regiones del país?, ¿por qué la investigación a nivel nacional parece estar poco interesada en sistemas de este tipo?
Un aspecto tan relevante como el aumento logrado en la producción del sistema es el aumento en el contenido de materia orgánica de los suelos. Esto tiene un efecto directo sobre la estructuración del suelo y contenido nutritivo del mismo que irá promoviendo mayor crecimiento vegetal y protección del suelo de la erosión. Pero también implica, ya con relevancia de alcance más global, fuera del predio e incluso la región una mayor acumulación de carbono orgánico. A partir de la fotosíntesis, con el dióxido de carbono del aire, que es el principal gas de efecto invernadero, el carbono es incorporado a la materia vegetal, cuya producción en este sistema es mayor y lentamente se va convirtiendo en materia estabilizada en el suelo a medida que dicha materia se descompone.
Certificar incorporación del Co2
Eso abre otra posibilidad de mediano plazo: la certificación de la incorporación del Co2 de la atmósfera a los suelos y la generación de un ingreso por ello.
La mayor reserva de carbono del planeta se encuentra en el suelo. Una forma de mitigar el cambio climático es aumentar la materia orgánica del suelo, que es como se almacena el carbono en los mismos. A partir de la observación de cómo ha evolucionado el tapiz en La Cristina y la rápida descomposición de las heces, el próximo proyecto del establecimiento es comenzar a estudiar cómo evoluciona el stock de carbono bajo este manejo. ¿Cuánto es posible aumentar la materia orgánica de los suelos a través del manejo? ¿Cuántas toneladas de carbono puede incorporar una hectárea ganadera bien manejada?
La Cristina no es un caso aislado, forma parte de la Red Uruguaya de Pastoreo Racional, donde hay referentes pioneros en esta actividad, el movimiento Tierra Regenerativa Uruguay y otros emprendimientos ganaderos que buscan enfrentar los altos costos con manejo.
«De a poco los productores están tomando conciencia de que rentabilidad se puede hacer con prácticas regenerativas, sociales y ambientales. Y de esto se trata cuando hablamos de un Uruguay Natural. Pero en serio», afirmó.
Primera Empresa Ganadera B del mundo
El movimiento de Empresas B apunta a «una economía que pueda crear valor integral para el mundo y la tierra, promoviendo formas de organización económica que puedan ser medidas desde el bienestar de las personas, las sociedades y la tierra, de forma simultánea y con consideraciones de corto y largo plazo.
Desde su creación en abril de 2012, ya existen 10 Sistemas B nacionales y en dos ciudades en América Latina, en una comunidad de casi 300 Empresas B en la región, que dan el ejemplo real que es posible concretar esta visión en los negocios incluso desde los acuerdos de los mismos accionistas y que juntas facturan más de US$ 5.000 millones anuales.
En ese sistema ingresó La Cristina este miércoles y es la primera estancia ganadera del mundo en obtener dicha certificación.
«Lo que nos interesó de ingresar fue llamar la atención sobre cómo un campo ganadero que emite metano es Empresa B. Implica protocolizar acciones: te exige que tengas un manual ambiental que expliques cómo usas los insumos, cómo te relacionas con el personal, cómo tratás a los animales», explica Rossi. El mensaje que intentan dar es que es una manera de mostrarle al país que podemos ganar, no contaminar.
En la economía convencional contaminar un río y luego gastar para descontaminarlo da un PBI positivo. ¿Dónde entra el costo de la contaminación en el PBI? Contaminar y corregir la contaminación es aumentar el PBI, mantenerlo limpio es que el PBI no aumente.
Uruguay tiene al primer establecimiento ganadero del Sistema B del mundo y sus propietarios entienden que la ganadería bien manejada tiene cuatro patas: la ambiental, la de la salud, la económica y la social.
Ideas, fuerza y datos
- Manejamos una superficie ganadera de 220 ha, dejando unas 63 ha libres para conservación. El índice Coneat promedio es 74″, indicó Rossi, quien añadió los datos que siguen:
- «Estamos convencidos de que la mejor manera de aprovechar el fósforo total no disponible del suelo es fomentando la biocenosis del suelo, es decir el desarrollo de la comunidad de organismos del ecosistema, la cual es capaz de volver disponible el fósforo para las plantas así como también todos los macro y micro nutrientes presentes en el suelo. Se puede hacer incorporaciones de fosforita, lo que escapamos es a la incorporación de fertilizantes solubles que atentan contra la vida del suelo.
- El único insumo externo que utilizamos es «alguna» semilla para mejoramientos.
- Estamos en proceso de transición desde una cría y recría hacia solamente recría y terminación de hembras para faena. Lo machos que quedaron de la cría sí los vamos a terminar nosotros, unos 80.
- El personal de la empresa son dos personas.
- El costo de inversión en alambrados y sistema hidráulico puede rondar entre US$ 150 y US$ 300, pero por una única vez.
- Aparición de especies que al principio del proyecto no se veían, estamos hablando tanto de leguminosas como de gramíneas nativas y perennes que vinieron para quedarse.
- Con respecto a la fauna, se ven más perdices, liebres, mulitas, tucu-tucu, aves de pastizales y una notable cantidad de lombrices en las bostas, indicadores de fertilidad en progreso.
- Lo que no podés sacrificar es el suelo, si sacrificas el suelo y lo dejás desnudo, se viene abajo cualquier sistema.
- No estamos en contra de la fosforita, pero nos preocupa el efecto de los fertilizantes solubles sobre la flora del suelo, busquemos la manera de que el fósforo que no está disponible se haga disponible a través de los microorganismos.
- No estamos en contra de las semillas. Nos parece interesante incorporar leguminosas, especialmente del género Lotus.
- La gente ningunea el agua, hay que llevarle el agua al animal. Darle de comer al animal y que no tenga agua a su alcance es un contrasentido».