La industria minera y su compromiso con las comunidades
La industria minera es un pilar clave para el desarrollo económico en nuestro país, pero que puede generar diversas reacciones en las comunidades en donde se desarrollan estas faenas. Ante este dilema, la comunicación es fundamental para lograr la aceptación por parte de la comunidad.
Mantener una comunicación abierta con las comunidades es un factor crucial en la planificación de proyectos mineros. Este enfoque permite considerar las expectativas de los stakeholders y contribuye al éxito del proyecto. Una comunicación efectiva facilita relaciones sólidas y reduce posibles controversias, sentando las bases para un desarrollo sostenible.
Esto debido a que las comunidades expresan preocupaciones en torno a beneficios y afectaciones que estos proyectos pueden causar. «Generalmente las comunidades son súper expectantes en los beneficios que acarrea un proyecto, por ejemplo; empleo, oportunidades de mejor salud, áreas de esparcimiento, ampliación y mejoramiento de servicios básicos, etc. En definitiva, que se vea que, al llegar una empresa al territorio, pueda generar un aporte. Respecto a los aspectos negativos son; en qué afecta ambientalmente, cuáles son los daños a la salud, al daño del ecosistema, a las especies nativas, a las comunidades indígenas.
Generalmente estos se presentan de manera colectiva, a través de un grupo representativo o una directiva organizada», comenta Roberto Cervela, gerente general de la agencia de planificación y desarrollo territorial Gedes.
Al presentar proyectos, la sinceridad y el compromiso son fundamentales. El diálogo directo con la comunidad, sin intermediarios, y el cumplimiento de compromisos establecidos son prácticas clave. La presentación del proyecto debe ser comprensible, evitando tecnicismos y adaptándose a la cultura local para generar confianza. Además, para mejorar la relación con las comunidades, el sector minero implementa una variedad de programas para lograrlo. «Hay programas de emprendimiento, mejoramiento de la escolaridad, salud, vivienda, agua, agricultura, vinculación público — privada, etc.
Hoy día la minera es bien versátil y propositiva, ha ido mutando positivamente porque se ha dado cuenta que los flancos también son diversos, por lo que su adaptación a los escenarios y tiempos debe estar acorde a las necesidades del territorio. La comunidad también es distinta, es más exigente, más informada por lo tanto ambas partes deben subir sus estándares tanto de comunicación, expectativas y cumplimiento», señala el gerente general de Gedes. La relación entre la industria minera y las comunidades se erige como un proceso dinámico y bidireccional, donde la comunicación efectiva y programas adaptativos son esenciales para forjar alianzas sostenibles y fomentar el desarrollo integral de ambas partes.